Había una vez en una gran arboleda dos pinos amigos que vivían allí desde que eran dos piñones. Habían visto juntos haces los cortafuegos para que el fuego no les hiciera daño, y siempre habían pensado que era el único motivo por el que podían ser separados.
Pero un día de Navidad un señor con una gran barriga cogió uno de los pinos, lo sacó de la arena que tenia alrededor y lo posó con mucho cuidado en un automóvil algo que nunca habían visto ellos, nunca pensaron que la tristeza les iba a provocar tanto dolor y se pusieron a llorar.
Después de un largo camino llegaron a una gran casa con un gran jardín y el gran señor planto el árbol en mitad del jardín, sin mas se pusieron a venir niños de todos los rincones del lugar, venían tristes y desganados pero al ver el árbol todos se pusieron a gritar y reír, que alegría, pensó el árbol, por lo menos mi tristeza vale para alegrar a estos niños, pero esto no fue nada, la alegría invadió a esa casa, que no era una casa cualquiera, era un orfanato y el señor gordo no era otro que Papá Noel.
Cuando empezaron a decorarlo, ¡Que ilusión iba a ser un árbol de Navidad!
Pero aunque había mucha alegría en esa casa, el árbol seguía triste, por no estar cerca de su amigo, pero Papá Noel que es mágico y entra en el corazón de todas las cosas, notó la tristeza del árbol, cogió su trineo y fue a la arboleda, cogió el otro pino y lo llevó a su casa, lo coloco al lado del otro y ambos pensaron llenos de alegría : ¡AHORA SI ES NAVIDAD!
